El delantero Martín Palermo se convirtió en el máximo artillero de la historia de Boca: ayer anotó dos ante Arsenal, sumó 220 y superó a Cherro, que ostentaba el récord desde 1938.
Quién pronosticaría que aquel muchacho espigado, de pelo platinado y fama de desobediente, que en su primer entrenamiento con Boca, en el año 97, se perdió mientras conducía rumbo al Sindicato de Empleados de Comercio, en Ezeiza, donde lo esperaba el Bambino Veira, más de una década después sería el máximo artillero en la rica historia azul y oro. Quién lo diría... El Loco, el Titán, el Optimista del gol -y de la vida, si no, basta con repasar cómo se repuso a cada uno de los golpes anímicos que padeció-. El burro, el de los pies redondos, el torpe, según aquellos que siempre lo censuraron. El atrevido, el entusiasta, el siempre presente, el que llegó a arrojarse de cabeza para recuperar una pelota. Es, simplemente, Martín Palermo. El ídolo inoxidable.
Andaba triste el número 9 en las últimas semanas. No sólo por su enorme responsabilidad en la crisis en que están inmersos el club y el plantel, sino porque desde la 7a fecha (4-4 vs. Vélez) no podía anotar un gol, sólo un gol, ese que le permitiera sumar 219 gritos en el conjunto xeneize, superar a Roberto Cherro (se retiró en 1938) y así ser el hombre con más cantidad de festejos. Pero Palermo, ese mismo futbolista acostumbrado a levantar trofeos y colgarse medallas, no se alarmó; interiormente sabía que en algún momento alcanzaría ese momento y ayer pudo romper el bendito récord, uno más. Y no sólo marcó un gol, sino que hizo dos, sumando 220, y a partir de ahora continuar prolongando su marca, esa que parece inalcanzable en el fútbol de hoy, donde los futbolistas no perduran demasiado en un mismo club.
"Estoy bastante enojado, porque lamentablemente quedé en la historia de Boca y de Palermo. Pero contra tipos así, oportunistas, no se puede hacer nada", gruñó la víctima de turno, Cristian Campestrini, el arquero de Arsenal. "¿Qué puedo decir de Martín? Que es un fenómeno, ¿qué más? Le agradecí porque lo que hizo también me ayudó a mí", añadió Roberto Pompei, el debutante técnico xeneize.
Ambas estocadas fueron sin demasiado esfuerzo, pero con un gran sentido de ubicación. Primero, fue Riquelme quien lo asistió; después, Gaitán; en los dos sólo tuvo que empujarla.
Pero más allá de haber vivido una noche extremadamente emotiva, con la que soñó tanto tiempo, en la que incluso pudo festejar dentro del campo junto con su hijo, Ryduan (lo siguió desde el túnel del vestuario), la alegría de Palermo no fue total. Según allegados al jugador, en el primer gol sintió que Riquelme le tomó el pelo, ya que lo buscó para celebrar y el N° 10, tras abrazarse efusivamente con otros compañeros, ni siquiera le devolvió un gesto. Tal fue el enojo del atacante que, luego de pasar por el control antidoping y de bañarse, se marchó, con paso apurado y sin contar sus sensaciones. Ese fue, sin duda, un ejemplo muy claro de su enfrentamiento con el enganche y que hace dudar a los dirigentes sobre el futuro (más allá de que el presidente Jorge Ameal dijo que la intención es renovarle).
Pero ése será tema de las próximas semanas, cuando el torneo finalice. Ya nadie podrá quitarle a Palermo el orgullo de ser el goleador histórico, de ser una leyenda. Y como lucía en el cartel electrónico: llamen a Steven Spielberg para filmar la película de su vida...
• 1- El artillero del Apertura 98 Uno de los primeros récords que logró Palermo en Boca fue convirtiendo 20 goles en las 19 fechas del Apertura 98, cuando los xeneizes fueron campeones invictos.
• 2- El gol a River, en la Libertadores 2000 Martín volvía luego de seis meses, tras recuperarse de la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha, y anotó el 3-0 en la Bombonera, por los cuartos de final.
• 3- Tocó el cielo de Tokio ante Real Madrid Palermo reconoce como los goles más importantes de su carrera los que anotó en noviembre de 2000 ante Real Madrid (2-1), en Japón, por la Copa Europeo-Sudamericana.
• 4- Dejó atrás a Cherro Primero anotó el 218 frente a Vélez, pero ayer alcanzó a los 220 y se transformó en el máximo goleador de toda la historia xeneize, al batir la marca que Cherro tenía desde 1938.
